Foto: Ana Santos Payán |
I. EL VIAJE
De mí tan sólo queda el miedo antiguo.
JUAN BONILLA
Perdí la tristeza en las ruinas blancas de Masala, cuando el avión apenas había despegado. Todo lo que perdí después no debo nombrarlo.
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El caos
hace posible
que lo diverso
conecte.
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Los objetos perdidos son pedazos del yo que se nos desprenden dolorosamente.
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Madrid,
haz lo que puedas
por mí.
II. EL HOTEL
Pronuncio pez pero escribo cuchillo.
JAVIER RODRÍGUEZ MARCOS
En la MTV suena Angel de Massive Attack
Mi embarcación cabecea, el impetuoso viento ha rasgado las velas… qué hago yo en medio del Océano?
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El sueño me ha convertido en un ser amargo que corrompe cada amanecer con llantos y gritos, con fiebre y sudor ácido.
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Materia obscura:
surgen del abismo de tu ausencia
incendiarias lágrimas de metano,
inverosímiles lágrimas densas.
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Los objetos perdidos son la verdadera prueba de nuestra libertad.
III. LA CIUDAD Y LOS LIBROS
Para decir no, es suficiente haberlo perdido todo.
KEPA MURUA
Creedme, he visto el mar en Madrid: sus olas turbias rompiendo contra las aceras, sus gaviotas de papel levantando el vuelo, asustadas por el paso veloz de los turismos.
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Mi indeterminación es absoluta, como el absoluto abismo de las mañanas. Nada de lo que dije soy, nada de lo que soy pienso, nada de lo que pienso permanece.
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Los objetos perdidos son el primer paso del hombre hacia una poética de lo inestable.
Fuente: LUKE, 64, 2005.
Extraño, sabio y largamente inesperado verso, que levanta la propia identidad para lo que perdimos en la tarea de vivir. Tal vez sea verdad que la verdadera identidad la ganemos una vez llegados a la desnudez que sucede a la muerte....
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Carlos
El Toro de Barro
Gracias Carlos.
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