Anagaviera en ocasiones escribe

lunes, 23 de septiembre de 2013

Por si se va la luz de Lara Moreno

Foto: Ana Santos Payán

No sé cómo ha escrito Lara esta novela. O sí. tal vez he leído algo en entrevistas o lo he entresacado de sus textos publicados en la red estos últimos años.

Da igual.

No sé cómo ha escrito Lara esta novela pero imagino que lo hizo con letra pulcra, estampando lentamente en el papel cada palabra. Despacio, muy despacio, voz a voz, término a término.

Por si se va la luz, es un libro lento, tierno, paciente. Lara escribe con generosidad y nos ofrece espacio, un espacio real. La maqueta de la novela es la convencional en Lumen, bien proporcionada de márgenes exactos. Pero cuando lees a Lara esas fronteras se expanden y la pureza del blanco lo invade todo.

No, esto no es una reseña y por eso hablo del papel y del dibujo de las letras. Por eso os cuento que leí toda la novela sin ver de frente a sus personajes. Y eso que ésta es, en esencia, una novela de personajes. Pero a ninguno de ellos los vi nunca de frente porque la lectura de la novela me situó en un plano cenital. Jamás me sucedió algo así. Ni un rostro, ni un cuerpo completo, ni siquiera el paisaje lo leí en horizontal. He leído con un campo de visión orientado de arriba abajo, persiguiendo a los personajes a través de las calles del pueblo, o de los senderos oscuros del bosque. Y es así también como imagino a Lara escribiendo. Como a un niña que aprende caligrafía sobre su pupitre, una niña que a veces llora y todo lo emborrona.

No sé muy bien si eso tiene algún significado, si he de descifrarlo o dejarlo pasar, pero me ha gustado y sorprendido.

Combiné la lectura de Por se va la luz  con la de otras mujeres, Caitlin Moran y Remedios Zafra. Humor, ensayo y mujer. Señalo en negrita mujeres porque lo son y eso marca una diferencia que podría no importar pero que sí importa, a mí me importa. Especialmente cuando leo los nombres reseñados en los medios y las listas de autores más vendidos o de premios concedidos. Y resumo humor, ensayo, mujer porque la triple lectura me sitúa en un lugar y en un estado de ánimo que considero relevante.

Ya lo he dicho, esto no es una reseña. Es sólo un estado de ánimo, es un momento exacto que rescato de mi cuaderno. Ese lugar preciso en el que cierro Por si se va la luz y me encuentro saciada, satisfecha. No siento tristeza porque sé que ella se llama Nadia y está aquí.
 

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