Foto: Ana S. P |
Tuve amapolas encerradas en el ordenador esperando un poema que les diese cobijo, aliento, corazón... Ahora esas amapolas pueblan mis párpados, acarician las pestañas decidiendo día y noche, límites, alimentan luz y oscuridad.
Amapolas negras que juegan con el lenguaje, transforman palabras y multiplican sentidos.
(estupefacta)
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