Foto: Ana Santos Payán |
No sé cómo ha escrito Lara esta
novela. O sí. tal vez he leído algo en entrevistas o lo he entresacado de sus
textos publicados en la red estos últimos años.
Da igual.
No sé cómo ha escrito Lara esta
novela pero imagino que lo hizo con letra pulcra, estampando lentamente en el
papel cada palabra. Despacio, muy despacio, voz a voz, término a término.
Por si se va la luz, es un libro lento, tierno, paciente. Lara escribe
con generosidad y nos ofrece espacio, un espacio real. La maqueta de la novela
es la convencional en Lumen, bien proporcionada de márgenes exactos. Pero
cuando lees a Lara esas fronteras se expanden y la pureza del blanco lo invade
todo.
No, esto no es una reseña y por
eso hablo del papel y del dibujo de las letras. Por eso os cuento que leí toda
la novela sin ver de frente a sus personajes. Y eso que ésta es, en esencia,
una novela de personajes. Pero a ninguno de ellos los vi nunca de frente porque
la lectura de la novela me situó en un plano cenital. Jamás me sucedió algo
así. Ni un rostro, ni un cuerpo completo, ni siquiera el paisaje lo leí en
horizontal. He leído con un campo de visión orientado de arriba abajo, persiguiendo
a los personajes a través de las calles del pueblo, o de los senderos oscuros
del bosque. Y es así también como imagino a Lara escribiendo. Como a un niña
que aprende caligrafía sobre su pupitre, una niña que a veces llora y todo lo
emborrona.
No sé muy bien si eso tiene algún
significado, si he de descifrarlo o dejarlo pasar, pero me ha gustado y
sorprendido.
Combiné la lectura de Por se
va la luz con la de otras mujeres, Caitlin Moran y
Remedios Zafra. Humor, ensayo y mujer. Señalo en negrita mujeres porque lo son y
eso marca una diferencia que podría no importar pero que sí importa, a mí me
importa. Especialmente cuando leo los nombres reseñados en los medios y las
listas de autores más vendidos o de premios concedidos. Y resumo humor, ensayo,
mujer porque la triple lectura me sitúa en un lugar y en un estado de ánimo que
considero relevante.
Ya lo he dicho, esto no es una
reseña. Es sólo un estado de ánimo, es un momento exacto que rescato de mi
cuaderno. Ese lugar preciso en el que cierro Por si se va la luz y me encuentro saciada, satisfecha. No siento
tristeza porque sé que ella se llama Nadia y está aquí.
Veo que has disfrutado tanto como yo.
ResponderEliminarSí Cristina, mucho
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